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Mostrando entradas de julio, 2012

La imagen de los ojos de Emmanuel

Camila siempre buscaba diferentes espejos en donde reflejarse. En los de las paredes de la casa, en el agua del río, en el espejo del baño… Pero nada. Siempre que se ponía al frente, no veía nada… Super! Me miro en este espejo y no veo nada. Qué será?- Parece que nadie me ve, ni me entiende. Como que entre más me acerco a los otros, menos me comprenden. Es como si hablara en otro idioma todo el tiempo. Andrea: No entiendo, cómo así? Camila: Es simple. No quiero. Andrea: Pero por qué? Camila: No sé. Andrea: No será eso inmadurez? Camila: No creo… Y empeoraba… Alejandro: A, a, a Camila: No te entiendo. Cómo así que no vienes?. Alejandro: Es por tu bien. Camila: Por mi bien? Alejandro: Después lo entenderás… Camila se fue a la casa de su novio. Sin embargo, le hacía falta la certeza de que ese era realmente su lugar, y lo peor, sentía que se le estaba yendo el tiempo sin saber eso. Pero un día aparecieron en su correo tres emails. Eran de un hombre.

Te dije adios

Al medio día, me llamaste. Yo sabía que eras tu, pero no esperaste que te reconociera, seguiste hablando; y yo te dejé hablar, para que te convencieras de que me estabas hablando. Aunque la verdad, sabía que te hablabas a ti mismo. Así como sabía que los emails que me escribías, en realidad eran para ti. Para liberarte de esa pesada carga de tu amor expresado a mi. Eras el prototipo perfecto de ese hombre que nunca sabe que me está ignorando. Porque ignorar es más fácil que admitir.  Nadie quiere admitir que un amigo lo necesita, prefiere decir que no sabía. Como si no saber fuera suficiente, cuando la realidad es que no nos importa.  Y tu seguías hablando. Ni te habías dado cuenta que yo no te estaba poniendo atención. Es que en realidad tu no estabas hablando conmigo. Tu querías decirme que me querías, y eso para ti era suficiente. Como si con decir las cosas se hicieran realidad. Pero es que eso le encanta a la gente.:Soy honrado. Soy serio. Soy emprendedor. Como si con el n

Sólo así me cantas

Es desconcertante no escucharte; sin embargo,  me gusta descubrir en tus pensamientos lo que no existe, escuchar como le das vueltas a cosas que no tienen sentido. Pero sabes? Detesto tus gritos. No los audibles. Eso los puedo soportar. Lo que no resisto son los de tu indiferencia. A veces imagino que me hablaste. Y no,  no me has hablado; le estas hablando a tus amigos. Si supieras que lo que más quiero es darte lo que deseas. El problema es que me cautiva aun más ver la humildad con que vistes tus palabras. El desespero que te acerca a mi paciencia. A mi; que lo lleno todo en todo. Por eso ver como esperas me fascina. Tal vez porque me reconozco en ciertas cosas tuyas. En tus lagrimas disfrazadas de esperanza; y  en como no te importa no alcanzar tus sueños, con tal de acompañar a los que los han perdido. Sabes? El sueño que esperas, tal vez hace rato lo cumplí. La silla que crees que esta vacía, no lo ha estado nunca. Mi sueño, en cambio, se cumple día a día. Y

Abajo de tu nombre, te lo ruego, firma

Te estoy escribiendo, no para acelerarte, sino para confirmarte lo que siempre te he dicho. Yo estoy, voy a estar y sigo permaneciendo contigo. Sólo quiero que sepas que temo que si no firmas este acuerdo, mi amor no sea suficiente; y un día, sin avisarme, cojas tu cepillo de dientes, y me dejes. La realidad es que t u siempre estás cambiando de espacios, de amigos, de ánimo, de vida (como si de verdad se pudiera cambiar de vida).  Y esta cartica no es otra cosa que mi angustia por no encontrarte mañana. Me podrías decir que no celebré tu cumpleaños, o que yo ya definitivamente no puedo entenderte (Aunque tu y yo sabemos que la realidad es que ni tu misma te entiendes -cómo entonces te vamos a entender los demás-).  Yo sé que este discurso te sabe a letra muerta. Como decirte. A mi no me interesa si piensas que los espacios no son estáticos, ni si crees que transcurren en el tiempo para hacerse reales. Me interesa es que un día, sin saber por qué, me dejes.  A medida que te con

El mar parece un silencio

Su Alteza Reino Innombrable Majestad, He empezado muchas veces esta carta. Eso pasa porque las palabras no me salen tan fácil como los silencios. Vengo a decirle, que he golpeado la puerta de Su Majestad varias veces. Han salido varias personas a avisarme que no es tiempo. Que el Rey está dormido, y que no puede salir a atenderme a esta hora. Yo les he dicho que el Rey me dijo lo contrario, que viniera cuando quisiera. Le escribo entonces a su Alteza, por si ha cambiado de parecer o por saber, si por error he hecho algo que le ha molestado. Si me equivoqué y rompí alguna ley, le ruego me perdone. Nunca quise ofenderlo. He, sin embargo, repasado el protocolo: Venir bañada y arreglada, dar gracias en la entrada, recorrer los pasillos cantando, y llegar a su puerta arrodillada. La verdad, no veo la falla. Es más, a cada paso se me abre una puerta de acceso, pero extrañamente, Su majestad, la de su cuarto no se ha abierto. He pensado que de pronto no he dicho las

Las cartas de amor no son para otra persona, son para nosotros mismos

Qué significa te amo? Cada persona lo interpreta de una forma diferente. Unos creen que significa casarse. Otros creen que sólo es acostarse. La mayoría piensa que significa que le sirvan: le cocinen, la recojan, la lleven, la traigan, le paguen.  Pero a mí se me antoja diferente. Me creo diferente? Tal vez, pero seguro, creo que voy a terminar siendo tan superficial como el resto. Igual que cuando tenía 20 años y quería salvar al mundo, y terminé desistiendo a los 30. Qué mal, no? Pero bueno, tengo que reconocerlo para cambiar. Entonces yo creo que amar no es ninguna de las anteriores. Yo creo que amar solamente es entender. Es entender que no quieres salir de la casa, que no me quieres llamar. Que no quieres. Y está bien no querer- porque sé que me amas tanto, que si pudieras lo harías. Pero si te fuerzo a hacerlo, no te amo, me amo a mi misma. Tanto, que te manipulo para que hagas lo que yo quiero. Yo no pido, porque detesto que las cosas se coaxionen. Confío que todo se va

Ojos libres

Yo no extrañaba una imagen, ni una persona, tampoco una cosa. Extrañaba ese tiempo en que el universo se me iluminaba con una sonrisa. No recordaba eso con angustia. Lo veía como un cuadro que se había hecho en un tiempo, y bueno, que aún pintábamos, pero de una forma diferente.  Divagaba pensando en mis sentimientos. En donde esas manchas sin líneas precisas, se corregían en la mente; y pasaban de ser algo borroso; a ser un cuadro completamente nítido para el alma. Presenciaba una imagen translucida, visible sólo para unos ojos libres, como la brisa que traspasa las hojas del otoño. Pero un día te me cruzaste para romper las imágenes estáticas y presentarte. Así que a veces te me aparecías en sueños, me hablabas con silencios, o me sonreías con los ojos. Y al estar corriendo detrás de ti, me fui transformando en otra persona. Difusa estrategia esconderte para que te encuentre. Pero me encanta. Porque cuando me encuentro contigo, siento como si el sol acabara de salir y la

Flores de cerezo

Estaba pensando en por qué me gustan los árboles de cerezo. Y bueno, me gustan porque florecen por muy poco tiempo. En un momento, como el amor, florecen en todo su esplendor. Pero su magia no sobrevive mucho tiempo.  Es algo así como el brillo del amanecer o la imagen de una persona en una foto. Quisiéramos que la foto retuviera la mirada que nos hizo esa persona, o la expresión con que nos sonrió. Pero las fotos no hacen memoria, nada puede fotografiar el alma. Cuánto quisiéramos que al verla; pudiéramos ver esa mirada, o esa sonrisa. Pero la vida no se puede retener, es eterna.  La eternidad de la vida también es incontenible en el recuerdo mental de las personas. Si pienso en las personas que conozco, no puedo retenerlas en mi mente, se tienen que quedar en el corazón -que es el único lugar infinito. Ni aún su nombre alcanza a decir lo suficiente de las personas cuando las nombro. Fernando, Arturo, Marcelo, no alcanzan a decir quiénes son. Sólo yo puedo interpretar qué quie