Las cartas de amor no son para otra persona, son para nosotros mismos


Qué significa te amo? Cada persona lo interpreta de una forma diferente. Unos creen que significa casarse. Otros creen que sólo es acostarse. La mayoría piensa que significa que le sirvan: le cocinen, la recojan, la lleven, la traigan, le paguen. 
Pero a mí se me antoja diferente. Me creo diferente? Tal vez, pero seguro, creo que voy a terminar siendo tan superficial como el resto. Igual que cuando tenía 20 años y quería salvar al mundo, y terminé desistiendo a los 30. Qué mal, no? Pero bueno, tengo que reconocerlo para cambiar.
Entonces yo creo que amar no es ninguna de las anteriores. Yo creo que amar solamente es entender. Es entender que no quieres salir de la casa, que no me quieres llamar. Que no quieres. Y está bien no querer- porque sé que me amas tanto, que si pudieras lo harías. Pero si te fuerzo a hacerlo, no te amo, me amo a mi misma. Tanto, que te manipulo para que hagas lo que yo quiero.
Yo no pido, porque detesto que las cosas se coaxionen. Confío que todo se va a dar, si Dios quiere. Y bueno, si tu quieres.
Lo que sí te pido, es que manejes el mismo respeto. El respeto por mis sentimientos, por mi. Pido que no me digas palabras sin pensar en sus consecuencias. Pido que pienses en mí, siempre que hagas algo para mí. Pero sobretodo, que me digas la verdad. La tuya, no la que yo quiero oir. Ya estoy grande para oir que no me amas, o que no me quieres.
Cada vez que me mientes, para decirme lo que quiero oir, no me estás amando. Me estás usando. Me usas para no pelear, para mantener tu comodidad, tu status quo.
Por eso yo hoy, con toda confianza, te digo te amo. Te amo, no como antes, ni a futuro. Yo no te necesitaba, pero te me volviste imprescindible. Y si un día parece que no te amo, no me creas; a veces el cuerpo me traiciona. Tu confía, y cree; que yo haré lo mismo.
Te invito a amarme en serio, sin palabras, sin acciones de conquista. Te invito a verme sin tus concepciones de perfección. Sin prejuicios. Te invito a escucharme para entenderme, y no entenderme para escucharme.
Y entonces, cuando empieces a ver como yo veo, a sentir, como yo siento, entonces, de verdad, serás uno conmigo. Y ya no habrá necesidad de amarme, porque tu y yo seremos uno sólo. Y cuando eso pase, el amor no me lo das, lo generamos juntos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veintitrés

Si pudiera hacerte sonreir

Un silencio