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Mostrando entradas de febrero, 2020

Ruego a Dios que las oigas

Me inspiran tus lágrimas. Lamento tanto haberlas visto tarde, debí haberlas visto en su momento. Hace años cayeron sobre madera en un día soleado. Creí que eran agua, pero eran brillos de tu alma hecha líquido. Tan trascendentales hoy en día y tan efímeras ayer. Así pasa con los reflejos del alma, nunca sabes cómo van a brillar. Otra cosa interesante contigo es que el tiempo se me confunde. No sé si fue ayer que me dijiste que crecieron las violetas de tu jardín, o si es hoy que desayunaste montones de pan. Y te miro, y me parece que sonreíste, pero miro otra vez, y no, en realidad estás serio. Te me confundes como los paisajes. Están ahí en el alma aunque no pueda verlos. Eres como un recuerdo en el presente. No se sabe muy bien, qué pasó o qué está pasando. Aún no sé entonces si la imagen que vi de mi futuro eres tu, o si ya lo fuiste. No sé si te busco y te encuentro al mismo tiempo. Algo adentro mio me grita que si me esfuerzo, lograré verte. Dios quiera que te encuentre entonces