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Mostrando entradas de febrero, 2015

Las líneas rectas

Yo trato de decirte que estoy bien, que mi vida es la de una mujer estructurada. Pero tu y yo sabemos que no es así. Y así trate de decirte que es el ángulo con que lo estás viendo; tu mirada (así no me diga nada), ya me acusa. Y la verdad, sé que podría mentirte. Pero para qué mentir teniendo las evidencias al frente. También podríamos simular todos que no pasó nada. Pero…no va a funcionar. Así nadie lo vea, con que yo lo sepa, ya es un castigo. Y voy a comenzar, tristemente, con el pasto de al lado. Siempre es ese maldito pasto. Asegurar que no lo vi, que ni me di cuenta, tampoco contribuiría mucho. Reconozco que me quedé pensando en la negra posibilidad de quedarme con algo que nunca fue mío. Pero por qué. Culpar al destino sería diplomático: El vecino siempre salía al mismo tiempo que yo, no importaba si me demoraba en salir o sí salía muy temprano. Sin embargo, eso me ha pasado muchas veces, y no por eso he terminado con este tipo de decisiones.  Lo aburridor