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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Estoy aquí

Como un niño se sienta, pone su cabeza sobre sus rodillas, y recostado sobre una puerta, llora. Tú, estas llorando. Y no estas llorando como siempre, ni estas desconsolado. Estas así: mirando a lo lejos, sin ver otra cosa que un rostro. Y no te duele, le tienes de alguna forma temor. No lo entiendes. Por qué? Porque siempre los victimarios tienen el poder de hacer sentir a sus víctimas culpables. Y tu sabes que la verdad, la culpa no la tuvo el silencio con que contestaste, ni las vueltas que no quisiste entregar. Sabes que fue desamor, y no precisamente el tuyo. No fue el silencio de la respuesta, ni de las vueltas, ni de la falta de preparación; siempre se trata de algo más profundo, imposible de asir con palabras. El amor se genera a partir de dos almas, no funciona con una sola. Y las evidencias de esta verdad las tienes al frente, y siempre son más fuertes que las de la mentira. Y yo, tu hermano, vengo a pagar el juicio de lo que te hicieron. Se me juzga porque com