Un amor sublime
En un día innombrable. La noche cayó sobre Juan. Quien lo creería. El hombre más creativo, el más adelantado de su tiempo, director de redacción y activista político, estaba hoy en tinieblas. La inspiración dejó de fluir en él, de un momento a otro. En ese preciso momento... se fue la luz. - Juan: Marta, qué pasó? No pagamos la luz otra vez! Esta bendita costumbre de dejar todo para el final. Por qué no podemos pagar el día que es. - Marta: Juan, a ti se te olvidó. - Juan: Ya. - Marta: Deberías ir pensando en la vida real, en pagar a tiempo, en casarnos.... - Juan: (silencio) Juan salió con ganas de salirse de todo. Salirse de la vida, del tiempo, del espacio. A Juan le provocaba irse. Irse y no volver. Tal vez la respuesta estaba en otro país, en otra vida. Una que no fuera la suya, una que no tuviera problemas económicos, ni familiares, ni sentimentales. Una vida diferente. Y mientras caminaba sintió la oscuridad. Era una noche sin movimiento. Sin aire sopla