La imagen de los ojos de Emmanuel


Camila siempre buscaba diferentes espejos en donde reflejarse. En los de las paredes de la casa, en el agua del río, en el espejo del baño…
Pero nada. Siempre que se ponía al frente, no veía nada…
Super! Me miro en este espejo y no veo nada. Qué será?-
Parece que nadie me ve, ni me entiende. Como que entre más me acerco a los otros, menos me comprenden. Es como si hablara en otro idioma todo el tiempo.
Andrea: No entiendo, cómo así?
Camila: Es simple. No quiero.
Andrea: Pero por qué?
Camila: No sé.
Andrea: No será eso inmadurez?
Camila: No creo…

Y empeoraba…
Alejandro: A, a, a
Camila: No te entiendo. Cómo así que no vienes?.
Alejandro: Es por tu bien.
Camila: Por mi bien?
Alejandro: Después lo entenderás…

Camila se fue a la casa de su novio. Sin embargo, le hacía falta la certeza de que ese era realmente su lugar, y lo peor, sentía que se le estaba yendo el tiempo sin saber eso.
Pero un día aparecieron en su correo tres emails. Eran de un hombre. El hombre más maravilloso del universo. En ellos le solicitaba verla, argumentando una situación de vida o muerte.
Ella le contestó el email, y le escribió: Yo también necesito verte urgentemente. Tengo muchas dudas y no sé qué decidir.

Emmanuel salió apresuradamente. Y en el camino, aunque se golpeó muchas veces, no descansó ni un segundo. Emmanuel hablaba consigo mismo todo el tiempo: Le tengo que llevar este regalo a Camila. Le tengo que llevar este regalo a Camila.

Finalmente llegó a la puerta.
Llegó a la hora precisa y  habló fuerte desde afuera: Soy yo, abre la puerta.
Camila dijo: Ya voy!! Casi no llegas, no?
Y cuando abrió la puerta, Camila lo miró a los ojos, y la paz invadió mágicamente su mente.
Emmanuel le dijo: Te tengo un regalo Camila, quieres verlo?
C: Claro, claro.
E: Te voy a confesar una verdad.
C: Cuéntamelo todo.
E: Antes de llegar me golpee varias veces.
C: Si veo que estas super embarrado.
E: Sabes por qué?
C: No.
E: Estaba pendiente de traerte este vaso de agua sin que se me regara ni una gota.
C: Qué lindo! Dámela.

E: De verdad la quieres?.
C: Si!
E: Dónde está tu esposo.
C: No tengo.
E: La verdad es que has sido tan altiva, que 5 novios has tenido, y el que ahora tienes, lo vas a dejar dentro de poco. Nada ni nadie te sacia.... Por eso cambias de sitio, de lugar, de vida, de amigos…
C: Quién eres?
E: Tu sabes quien soy. Yo soy el que soy.
C: Lo reconozco. Es que no sé por qué, parece que nadie me entiende. No me reconozco similar a nadie. Ni yo misma me veo bien cuando me miro al espejo. 
E la interrrumpió : Vuelve conmigo.
C le quitó la mirada y miró afuera, a la calle. 
Finalmente contestó: Tenemos que volver a empezar...y tendré que decirle nuevamente adios al hombre que está conmigo en este momento....
E permaneció a su espaldas diciéndole: Si. Pero quieres ser feliz,  no? Es que la perfección no está en mí, está en la relación que construimos los dos. Mi regalo no está en el agua que te traje, está en el sacrificio que me costó traértela. La pregunta es: Ese hombre se sacrificará por ti? Porque tu sabes que yo lo haré.
C lo miró sin verlo realmente.
E: Mira, yo haré lo que sea por ayudarte, pero así no lo logre, no te separes de mí. Mira siempre, cómo hice todo por lograrlo, y mira como aprendimos en el camino ambos. No todo está en los resultados. La última vez pensaste que te había traicionado y me dejaste. Así no mas, sin despedirte..
C: Te aseguro que esta vez no lo haré. Pero no quiero prometerte nada, quiero que quien soy me defina. 
E: Vienes?
C: Y a donde me llevas?
E: Te llevo a conocerte a ti misma. 
C: Mmm ? Tu? Pero eso creo que lo tengo que hacer sola. Aunque la verdad, verme, verme, no me he visto. Te aseguro que intenté miles de veces verme en el espejo. Pero nada.
E: Porque para verse, es necesario detenerse, dejar de buscar. Mirar realmente viendo. Emmanuel la tomó de la mano, la separó de la ventana, y le dijo a los ojos:
Deja de buscar otro hombre y mírame.

Camila se detuvo en los ojos de Emmanuel. Se detuvo tanto tiempo, que de tanto verse, se transformó en la imagen de sus ojos: Se convirtió en Camila.

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