Ojos libres


Yo no extrañaba una imagen, ni una persona, tampoco una cosa. Extrañaba ese tiempo en que el universo se me iluminaba con una sonrisa.
No recordaba eso con angustia. Lo veía como un cuadro que se había hecho en un tiempo, y bueno, que aún pintábamos, pero de una forma diferente. 
Divagaba pensando en mis sentimientos. En donde esas manchas sin líneas precisas, se corregían en la mente; y pasaban de ser algo borroso; a ser un cuadro completamente nítido para el alma.
Presenciaba una imagen translucida, visible sólo para unos ojos libres, como la brisa que traspasa las hojas del otoño.
Pero un día te me cruzaste para romper las imágenes estáticas y presentarte. Así que a veces te me aparecías en sueños, me hablabas con silencios, o me sonreías con los ojos.
Y al estar corriendo detrás de ti, me fui transformando en otra persona. Difusa estrategia esconderte para que te encuentre. Pero me encanta. Porque cuando me encuentro contigo, siento como si el sol acabara de salir y la lluvia hubiera cesado. Y en ese segundo, vuelvo a confiar en que me traerás ese pajarito dorado que aseguraste enviar en este silencio. 
Ciertamente tu plan ha surtido efecto. Mi realidad se reduce a una sola cosa: tus ojos.

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