Abajo de tu nombre, te lo ruego, firma
Te estoy escribiendo, no para
acelerarte, sino para confirmarte lo que siempre te he dicho. Yo estoy, voy a
estar y sigo permaneciendo contigo. Sólo quiero que sepas que temo que si no
firmas este acuerdo, mi amor no sea suficiente; y un día, sin avisarme, cojas
tu cepillo de dientes, y me dejes. La realidad es que tu siempre estás cambiando de espacios, de amigos, de ánimo, de vida
(como si de verdad se pudiera cambiar de vida).
Y esta cartica no es otra cosa que mi angustia
por no encontrarte mañana. Me podrías decir que no celebré tu cumpleaños, o que
yo ya definitivamente no puedo entenderte (Aunque tu y yo sabemos que la
realidad es que ni tu misma te entiendes -cómo entonces te vamos a entender los
demás-).
Yo sé que este discurso te sabe a letra muerta. Como decirte. A mi
no me interesa si piensas que los espacios no son estáticos, ni si crees que
transcurren en el tiempo para hacerse reales. Me interesa es que un día, sin saber
por qué, me dejes.
A medida que te conozco me doy cuenta que le huyes a los espacios
buscando salirte de tu tiempo. Te fascina engañarte queriendo empezar varias
veces lo mismo para detenerte en el mismo tiempo. En el nuevo comienzo.
Tristemente; no estás comenzando, te estás congelando.
Y ya sé lo que vas a decir: Que nunca te has ido, que tu corazón
está conmigo. Y yo te pregunto: En dónde? En mi mente? Ahí? Claro...Seguro. La
realidad es que ya te fuiste. Así me digas que tu alma está conmigo. Nadie ama
con el pensamiento, sino con lo que hace. De lo contrario amas la idea, no la
persona. Ya te veo hablando de mi con tus amigas, y discutiendo en tu cabeza lo
que pensaste. Hablarás de tus planes, de tu amor. De tu perfecto amor....
imaginario.
Yo sólo te quiero decir que a mi no me gusta oírte hablar sino
verte actuar. Si me amas, actúa como si yo fuera lo más importante de tu vida.
La verdad estoy esperando que bajes tus pensamientos a esta tierra y decidas
caminar entre los vivientes, y no en esa película falsa inventada por ti.
Sólo te pido que mires la escalera que atraviesa
el cielo y decidas bajar tus sueños a la tierra. Apenas lo hagas, verás que tu
espera en este primer y segundo año, no fueron en vano. Verás que en este
tercer año podrás sembrar y cosechar, plantar sueños y comer de sus frutos.
Yo te espero aquí, en este lugar terrible donde el cielo y la
tierra se tocan, en dónde lo humano y lo divino son lo mismo y una sola cosa.
Si tomas está decisión y firmas este acuerdo para siempre, yo te aseguro que a
donde tu vayas, iré yo.
Y si un día te aburres, y quieres
irte. Pues nos vamos juntos; porque lo que soy yo, no te dejo. Ni el cielo, ni
la tierra, ni ángeles ni principados, podrán separarte de mi. Ni siquiera tu
misma. Nada.
Sólo te pido esto: En donde dice que esta casa es
tu casa y que entregarás la décima parte de lo que ganes, para construir
nuestros sueños juntos. Ahí, abajo de tu nombre, te lo ruego, firma.
Comentarios
Publicar un comentario