Yo soy suya y el es mío
El no
es cualquiera, es el elegido. El tiene ojos como de árabe, es alto y su peso es el adecuado (para su altura). Espiritualmente, él tiene varios ministerios. El primer ministerio le permite conocer y afectar lo que está más allá de lo real, el segundo, guiar y cuidar a otros; y el último, entrenar a muchos. El es determinado,
inteligente, trabajador, y de un solo sentir. El me busca siempre. Yo siempre
me dejo encontrar. El es un hombre que me ve siempre joven y bella; me valora, me
ama. El nunca grita, es ordenado, ama los niños, le gusta leer, tiene un
corazón que te parece agradable, es dulce, tierno. El fue nombrado desde el
inicio del tiempo como el hombre que me da alegría, esperanza, y protección. El
es mi recompensa.
Te
doy gracias porque tenemos varios apartamentos en Colombia y alrededor del mundo. Fuera de los que tenemos en centros urbanos, tenemos varios frente al mar. Te doy gracias también porque trabajamos en algo que nos
apasiona, y podemos ayudar y dar empleo a muchas personas.
Estoy
completamente agradecida porque él es un hombre muy fiel a mí y a nuestros
hijos. El es quién nos dirige en la casa, y al lado de él, crecemos cada día.
Nuestros tres hijos son maravillosos. Todos son inteligentes, entendidos en la
palabra de Dios, y sabios. Los tres son buenos deportistas, líderes, hermosos,
y todos tocan un instrumento. A todos les gusta leer, y les encanta la
naturaleza. Saben muchos idiomas, saben de matemáticas, de culturas, de
historia, de música.
Tienes
toda mi gratitud porque desde nuestro hogar fluyen aguas
abundantes y profundas. Todo da fruto. Las disciplinas de levantamos temprano a orar, y hacer
ejercicio todos los días; nos han hecho fuertes física y espiritualmente. Todos
en mi casa somos delgados, ninguno tiene sobrepeso, todos somos sanos. Esto
mismo sucede con los padres de mi esposo y con los míos también.
Gracias
porque con mi esposo disfrutamos todos los días de una vida íntima maravillosa,
nos encanta servirnos el uno al otro. Somos felices haciendo cosas por el otro.
A mi me gusta atender a mi esposo, estar pendiente de sus cosas y de sus
preocupaciones. Soy una mujer muy sabia, de pocas palabras para reclamar.
Gracias por todos los viajes que hacemos con mi esposo, debido a nuestros
compromisos misioneros, nuestras
investigaciones y nuestro trabajo.
Te
doy gracias porque somos disciplinados en nuestro servicio a Ti. Ambos somos de
un mismo sentir, sabemos siempre lo que quiere el otro, y somos muy detallistas.
Estoy
agradecida contigo porque tengo un doctorado y mi esposo es muy activo
intelectualmente. A ambos nos encanta hablar de cosas edificantes; de biología,
de culturas, de historia, de política.
Somos
muy buenos padres, nuestros hijos están muy bien educados. Se formaron en un
ambiente en donde les nace hablar Contigo. Lo que más anhelamos todos es pasar
tiempo en familia. Mi esposo me trata como a vaso frágil, y me expresa mucho
amor todos los días, yo trato a mi esposo como mi autoridad, y siempre le
expreso respeto, todos los días. Fui diseñada, perfectamente para el. Exactamente a su medida. Y el me dice
todos los días que yo soy suya. Y yo le digo a el, que él es mío.
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