Con el sol
León, ya que eres su mejor
amigo, te pido, que le digas al sol que no se vaya, que se quede un ratico. Sé
que está cansado, que tal vez, me lo han herido. Pero yo te pido que le digas
al sol, que permanezca.
Hace rato estamos acá
luchando, y la verdad, yo tampoco tengo fuerzas para volver a esta guerra
mañana. Creo que si me voy a dormir, no me voy a volver a despertar. Pero sé,
León, que con la ayuda de este sol, podemos salir adelante.
Sabes? Tú más que nadie
reconoces que sin luz, todo se vuelve gris. A media luz las mentiras se
esconden tan bien, que nos empezamos a convencer de que son la verdad. Ellas se
van metiendo lentamente, cuadro a cuadro, en nuestra mente; y un día oscuro,
nos levantamos convencidos de que la verdad es este pasar del tiempo. Nos
mentimos en la seguridad diaria de que estos días desabridos, son. Estos días,
llenos de mentira, simulan ser y son capaces de comerse segundo a segundo,
nuestra vida.
Por eso necesitamos al sol, para que nos llene los días de magentas, cetrinos e índigos. Sin él, las horas del día, huelen y saben a muerte.
Quién puede luchar contra la invasión de “verdad” en la soledad de los días negros. Nos devora el no querer, y así; quién lucha. Pareciera más bien que dormimos los días. La vida se nos petrifica para mal.
Por eso necesitamos al sol, para que nos llene los días de magentas, cetrinos e índigos. Sin él, las horas del día, huelen y saben a muerte.
Quién puede luchar contra la invasión de “verdad” en la soledad de los días negros. Nos devora el no querer, y así; quién lucha. Pareciera más bien que dormimos los días. La vida se nos petrifica para mal.
León, me niego a creer que se nos pasó la vida, y pasó la
siguiente. Corrió la noche, la persiguió la siguiente. No, no puede ser. Cómo
es posible que nos muramos sin ver nuestros sueños cumplidos. Qué vamos a decir
cuando nos vayamos? Que no nos dejaron? Quiénes?
Y es que este trabajo, el nuestro, se nos ha vuelto muy
difícil; no sólo tenemos que convencer a las horas para que no se nos pasen,
sino al sol, para que se quede. Y el sol, como sabes, es medio voluntarioso.
Pero bueno, tenemos a nuestro favor una sola cosa. A este
sol, le gusta la música. Pero no la que se escucha solamente. La real, es
decir, la que guarda el alma. Y con esa música, en la noche y en el día, se
ríe. Y tengo que decirlo….. a veces se ríe sólo. Es verdad, este sol es medio
extraño, se deja encantar con poesías que gritan profundos silencios, dentro
del alma del que las escucha. Tú, menos mal, eres experto en eso.
Por eso, León, yo te pido, dile al sol que no se vaya a
ir, que estamos listos para vencer. Dile, por fa, que a pesar que no nos ve,
aquí estamos. No somos muchos; hay que decir que son más los divinos que los
humanos, pero tenemos fé, de que con él, seguro vencemos.
León, en ti confiamos.
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