Una verdad eterna


Digamos que a nadie le gusta decirse la verdad. La verdad de lo que le duele, la verdad de lo que le ha pasado. Pero la verdad está, así tratemos de esconderla o de negarla. Ella está. Impeturbable, cercana, cierta. Y sé que es difícil intentar entender cómo pensamos, y peor aún, buscar transformar nuestra forma de pensar. Pero ten una certeza, por encima de ti mismo está Dios. Y no importa si lo entiendes o no, la verdad de Dios, si la dejas entrar, es capaz de transformar cualquier cosa.
Su verdad es más fuerte que la nuestra, porque la de El es inconmovible, no le afecta el tiempo, ni el espacio. Va por encima de la realidad. La verdad de El, está ligada a la razón de ser de todo. Es de lo que está hecha la vida. La vida no son los segundos, es nuestra entrega por amor a los otros. Si vives dando amor, te vas oxigenando. No te lo quisiera decir, pero las aguas estancadas, que no dan amor, se están muriendo.....de a poquitos.
Por eso, estar al servicio de otro se traduce en una fuerza sobrenatural. A ninguna mamá le da sueño si ve su hijo enfermo. Ningún papá se cansa si tiene que pagar por el colegio de sus hijos. El amor es inagotable.
Por eso te invito a que vuelvas a esa verdad profunda, a entregarte por amor, a desear caminar con Dios, sin verlo. A confiar. Y cuando lo hagas, tu corazón arderá, vendrá a ti una certeza que es innegable. Te sabrás amado así no lo puedas entender. Esa verdad es más cierta que lo que ven tus ojos. Y tal vez no sea comprensible racionalmente, y parezca una locura. Pero date la oportunidad de caminar diferente. Camina esta vez sin ver. Lánzate como un niño cuando se tira a los brazos de su papá, porque sabe que su papá lo recoge. Pon el rostro y abre tus brazos. Hay un Dios que seguro te dará un beso. Un papá que seguro te va a abrazar.
El Señor tiene un amor incondicional para ti siempre, el nunca te falla. Lánzate a sus ideas, así parezcan fuera de orden. Sus ideas tienen un sentido único.
Tenemos un Dios que en el desorden lo tiene todo planeado. Por eso Jesús nació cuando sus padres estaban cumpliendo con un mandato real de empadronarse, justo en el lugar más complicado para ser padres (un pesebre improvisado). Y quiénes anunciaron el nacimiento del hombre más grandioso que ha existido? Unos pastores confundidos y trasnochados, después de haber visto multitudes de ángeles.
En todo ese desorden había un camino perfecto, algo que era guardado en el corazón de una mujercita humilde. Sólo ahí, en el corazón, todo cobra sentido.
En el corazón hay siempre una verdad escondida. Tal como la amada cuando ve a su amado desde lejos. Ella lo ve, es verdad; pero espera ser encontrada. El amor siempre quiere ser encontrado, y la verdad siempre quiere evidenciar cómo llegar a él.
Entonces, nuestra vida, si seguimos la verdad de nuestro corazón, siempre tendrá la revelación del amor. Porque el amor se siente, es evidente. Y cuando se nos revela, desaparece. Se queda adentro nuestro, se vuelve una verdad intrínseca. Es en ese lugar donde el amor se nos comienza a revelar constantemente. Se evidencia en su naturaleza. Se nos vuelve una verdad eterna.

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